Thursday, October 16, 2014

Nostalgia


El aire comenzaba a tornarse frío y las farolas eran ahora las que iluminaban las poco concurridas calles. La suela de sus botas golpeaba de manera rítmica el asfalto y sus manos se encontraban siempre escondidas en los bolsillos de sus pantalones. En sus ojos no se traducía más que la monotonía y su boca tarareaba valses y boleros de antaño, colmados de la nostalgia de quien ha vivido muchos años esperando. Esa tarde nuevamente no tenía un destino fijo, por lo que dejaba que sus pies planearan el camino, con la espalda erguida y los ojos fijos en un cielo de las tonalidades purpúreas previas al anochecer.


¿Cuánto más tendría que caminar para hallar aquello que ansiaba poseer?


No tenía idea, pero continuaba sintiendo aquella opresión en el pecho cuando se disponía a recordar cuales eran las razones que comprendían el inicio de aquella marcha.  Existía la incertidumbre de fallar, de arremeter contra todo aquello que ya se había encargado de recoger y acomodar en una perfectamente desequilibrada pila, conformada por promesas, objetivos, sueños e incluso trozos de una realidad que se vino abajo con solo el soplido en dirección contraria del destino.


Nunca lo admitiría, pero comenzaban a fallarle las rodillas y la garganta la tenía reseca. Ya no tenía muchas más fuerzas y, muy en el fondo, se sentía desesperado. Solo quería encontrar lo que prometía aquel indicio en sus sueños, la frecuencia armónica de aquella risa fantasma o el brillo cobrizo de una mirada perdida que se enfocaba – a veces-  en él y le llamaba, una y otra y otra vez.


¿Y si no era más que un sueño?


No, aquello era demasiado real para ser una mera elucubración de su trastornada mente. Aquello parecía una promesa silenciosa, un escape de aquel plano en el que sólo existía él y el mundo no era más que una fibra efímera de la verdadera realidad, parecía casi la consecución exacta del punto en el incidían su calma, su alegría y su esperanza. Aquello debía ser real, porque él le había entregado noches enteras en vela, le había otorgado nombre y apellido, le había concedido su interés y prometido el tiempo que fuese necesario pero, si era tan real… ¿Por qué aún no lograba hallarla?


Ella había prometido volver del ardiente y yermo páramo del cielo para cabalgar a orillas del aquel lago congelado a las puertas del mismo infierno; ella había prometido volver cuando él encontrara la última estrella, esa, la más refulgente, la que implicaría la consumación de una ilusión compartida, en la que entenderse no era un problema y en la que reírse de esos breves defectos para ceder en nombre de una historia aún más larga de la que podrían contar, era una virtud.


Ella lo había dicho¸ lo nuestro no es reciente, se remonta a siglos atrás, cuando a luz de luna llena cazabas furtivamente o cuando en mis ojos solo se reflejaba el crepitar de un fuego fatuo, bello y letal. Debía continuar buscando, entre las motas malvas del cielo que comenzaba a develar brillantes puntos, entre los rostros de aquellos que intermitentemente estaban, entre las voces que buscaban superponerse a los tarareos perdidos, entre todo y sobre todo, debía demostrarle que a luz de luna o sin ella, cazaría furtivamente a su presa.


Para y por ella.










2 comments:

  1. ¡Muy Bueno! Tuvo un efecto hipnótico hasta el final, me gustó mucho lo visual de la prosa. Saludos :)

    ReplyDelete
  2. Hola, me alegra que te haya gustado y eso del efecto hipnótico ciertamente me encantó leerlo, gracias por tu comentario (:

    ReplyDelete

Copyright © 2014 DELICTORA